Es inevitable no tener un amorío en la oficina cuando pasas
la mitad de tu vida en ella. Cuando no tienes tiempo para hacer una llamada al exterior, además de dañarse el botón que hace eso en el teléfono, tanto así, que solo te sabes las extensiones de otras áreas de la empresa para terminar hablando todos los días con la misma persona, de los mismos temas y las mismas jodas.
Gracias a Dios por la incompetencia de los fabricantes de teléfonos, a lo fácil que son las extensiones telefonías y a la irremediable monotonía, a ellos les debo que mis padres se hayan conocido y a la dulce compañía de mi amante.
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